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Publicado por ALEJANDRO.MARINMONTERO | septiembre 30, 2025

Costa Rica participa en dos torneos internacionales clave este año, pero las derrotas iniciales encienden las alarmas sobre la preparación y estructura del béisbol nacional

La Selección Nacional de Béisbol Sub23 de Costa Rica se encuentra en una situación difícil en el Torneo Panamericano que se disputa en Panamá del 28 de septiembre al 4 de octubre. Con dos derrotas consecutivas y doce innings sin anotar una sola carrera, la esperanza depositada en esta generación de jugadores queda grande con respecto a los resultados en el terreno de juego.

Inversión sin retorno

La Federación Costarricense de Béisbol invirtió fuertemente para estos compromisos internacionales. Nuevos entrenadores, nuevos implementos y una preparación intensiva de dos meses previos al Panamericano Sub23 y a los próximos Juegos Centroamericanos en Guatemala (del 20 al 30 de octubre). Sin embargo, los marcadores cuentan otra historia.

El desplome ante Panamá

El debut contra los anfitriones panameños terminó en una dolorosa derrota 16-0. El partido comenzó con esperanza: Kendal Miranda, lanzador de Upala, tuvo una muy buena salida en los dos primeros innings contra una potencia mundial, pero el sueño se desmoronó en el tercer inning.  

Miranda sufrió una lesión muscular, casi un desgarre, que lo sacó del juego. Con dos outs en la entrada, el relevo no logró conseguir el tercero. Los panameños aprovecharon para abrir el marcador por completo y sentenciar el encuentro de manera contundente.

Guatemala repite la dosis

El segundo juego trajo otra actuación destacada en el montículo, esta vez de Donovan Lackwood, lanzador limonense con varios años de experiencia en la liga nicaragüense. Lackwood cumplió su parte, pero la ofensiva tica nunca apareció. El resultado: otra derrota 20 ante Guatemala, extendiendo la sequía ofensiva a doce innings consecutivos.

¿Dónde está el problema?

Muchos argumentan que «el béisbol tico viene empezando», pero esta narrativa resulta insuficiente para explicar el momento actual. Costa Rica tiene historia beisbolera desde los años 70 y conquistó un bronce en los últimos Juegos Centroamericanos. Que la mayoría de nuestros jugadores no hayan salido del béisbol nacional no debería definir, por sí solo, estos resultados.

Un factor determinante es la composición etaria de nuestra selección. Muchos de los jugadores costarricenses son menores de 21 años, mientras que otras naciones construyen sus selecciones con beisbolistas al filo del corte de edad, aprovechando una mayor cantidad de jugadores elegibles. Varios de los convocados ticos participaron el año pasado en un torneo Sub18 aquí mismo en Panamá, y podrían incluso competir en el próximo Sub23, que se realiza cada dos años.

Quizás el punto más preocupante sea la inequidad en la preparación. En otros países, los jugadores entrenan mínimo dos veces por semana durante todo el año, y las convocatorias a selección implican procesos intensivos de preselección, concentración y trabajo conjunto.

La selección nacional entrenó durante dos meses, pero no todos los jugadores aprovecharon ese período. Algunos por trabajo, otros por universidad, inclusive algunos por decisión propia, lo cual es otro tema por sí solo. Pero especialmente aquellos jugadores de fuera de la Gran Área Metropolitana enfrentaron barreras logísticas que se han visto reflejadas en la sinergia con el resto del equipo. La Federación no proporcionó viáticos para que los seleccionados, independientemente de su situación territorial o económica, pudieran asistir consistentemente a los entrenamientos. Esta desigualdad en la preparación crea un equipo fragmentado, donde algunos jugadores llegan con semanas de trabajo colectivo y otros apenas se conocen entre sí.

El próximo desafío

Costa Rica enfrentará a México este 30 de septiembre a las 5:00 p.m., hora de Panamá. La alineación aún está por confirmarse, pero el encuentro representa una oportunidad crucial para que el equipo rompa su sequía ofensiva y demuestre que los problemas iniciales son ajustables.

La pregunta está en el ambiente es si dos meses de preparación desigual pueden competir contra sistemas nacionales que trabajan todo el año. Y más importante aún: ¿está la Federación dispuesta a invertir no solo en implementos y cuerpo técnico, sino en garantizar (o incentivar) que todos los jugadores, sin importar de dónde vengan, tengan las mismas oportunidades de prepararse adecuadamente?

Las respuestas se escribirán en los próximos días, tanto en Panamá como después en Guatemala. Por ahora, el béisbol tico necesita más que buenas intenciones: necesita resultados que justifiquen la inversión y, sobre todo, un compromiso real por parte de sus seleccionados en representar al país.

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