“Sí quiero” o “Exiliades nicaragüenses exigimos libertad y justicia”, entre otras proclamas, acompañaron la lluviosa mañana de la comunidad LGTBIQ+
Fotoensayo: Sofía Henales, estudiante de intercambio de la universidad española Carlos III en ECCC-UCR durante I-2022
Las nubes cubrían el cielo de San José cuando los costarricenses empezaron a llegar al Parque Central. A las 10 de la mañana ya había decenas de manifestantes congregados alrededor del quiosco. Se formaron los primeros grupos, que caminarían con globos y banderas, en la Marcha por la Diversidad, celebrada el 26 de junio del 2022.
Los ventanales del Teatro Melico Salazar atestiguaban el ambiente del retorno del Pride Parade, tras haber sido suspendido en 2020 y en 2021 por la pandemia.
“Sí quiero”, se oyó varias veces desde la carroza del Centro para el Litigio Igualitario, CELIG, que avanzaba entre las ovaciones de los manifestantes.
El “hombre mariposa” se subió a una carroza para agitar sus alas por la diversidad.
Las gotas de lluvia empezaban a caer, cuando un grupo de “exiliades nicaragüenses” exigía libertad y justicia para su país. Entre sus denuncias esgrimieron que el gobierno del vecino norteño de Costa Rica no permite a los miembros de la comunidad LGTBIQ+ presentarse a elecciones y que muchos son marginados, silenciados, perseguidos o usados para fines políticos. El matrimonio igualitario es todavía un tabú y no existe una Ley de Identidad de Género.
Alonso, Angie, Amanda y Angélica, acudieron al Pride por primera vez. Ese matrimonio heterosexual y sus dos hijas, disfrutaron de una experiencia “muy bonita”. Alonso apoya la diversidad: “Me parece maravilloso, y aquí estamos, haciéndonos presentes como familia”. Los cuatro vestían camisetas del colectivo, la tinta de la de madre, Angie, expresaba su convicción: “La orientación sexual de tus hijos no te hace fracasar como padres. Rechazarlos sí”. Muchas familias se presentaron en el evento con el mismo espíritu.
En otro punto de concentración, manifestantes autoproclamados disidentes -críticos de lo que consideraron énfasis muy comercial del Parade oficial- se congregaron en la Plaza de la Democracia, frente al edificio de la Asamblea Legislativa. Entre ellos miembros del izquierdista partido Frente Amplio (FA) Su pancarta con los colores de su agrupación gritaba que “¡El amor no se cura! No a las terapias de conversión”.
El lema de la pancarta se relaciona con un objetivo de ese partido para su fracción legislativa. Entre la multitud, Patricia Mora, presidenta del FA, actuó como portavoz: “El Frente Amplio enarbola la bandera de todos los derechos, para todas las personas, todos los minutos de su vida”. Aunque, quiso hacer una advertencia: “Corren tiempos oscuros. No solo en Costa Rica, en el planeta entero. Y aquí estamos quienes consideramos que este es nuestro orgullo, el orgullo por la defensa de los Derechos Humanos, de todas, de todos y de todes”, sentenció. Entre esos derechos, Mora señaló uno especialmente: crear una ley para prohibir las terapias de conversión y su publicidad.
En la plaza también estuvo Alhana Chavarría. La primera mujer transgénero en presidir la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR) había sido designada Figura del Año del Pride oficial: “Tengo el corazón explotado de emociones al ver tantas personas reunidas en una sola lucha, desde esta diversidad humana tan desvalorizada dentro de un espacio social”, confesó.
Velos, flores, lazos, una alfombra roja y la bandera arcoíris vistieron el escenario nupcial de las parejas homosexuales que se casaron durante el desfile. Sus bodas captaron la atención y gestaron aplausos y “Vivas” de aquellos que caminaban alrededor de la carroza.
A mediodía, personas de los grupos disidentes que se habían concentrado en diversos puntos y miles más caminaron desde el Parque Central por el Paseo Colón.
Banderas de todo tipo y color ya inundaban las calles. Honduras, Nicaragua, Panamá, Venezuela o Cuba no quisieron perderse el evento así como representantes diplomáticos y de organizaciones internacionales.
El trayecto, que este año finalizó en el Parque La Sabana y el Estadio Nacional, se realizó sin incidentes que ameritaran intervención de autoridades. Ese ambiente pacífico favoreció todo tipo de muestras de cariño, risas, cantos y bailes.
Muchas sonrientes parejas pasearon de la mano durante la marcha.
Emmanuel Villareal y Marco Araya son pareja desde hace 11 meses. Asistieron juntos al Pride por primera vez. Se besaron en mitad del Paseo Colón.
Una sucesión de banderas arcoíris y globos inundó la avenida segunda josefina
Esta chica portaba una pancarta escrita, pintada y dibujada por ella misma.
Las mascotas tampoco faltaron al Pride.
La marca costarricense de ropa interior, lencería y bañadores para hombres, Quinqui, estuvo representada por la modelo trans Francesca Wilson.
Casa Rara nació oficialmente en 2018, pero sus creadores llevan operando desde 2007. Esta fundación acoge y acompaña a personas LGTBIQ+, de entre 15 y 25 años, que han sufrido violencia, están en riesgo de exclusión o tienen dificultades económicas por el rechazo de su familia. Por este motivo y otros motivos, varios rostros están cubiertos por un antifaz. Casa Rara había sido la organización dedicada del último Pride del 2019.
Se oían numerosos gritos en mitad del recorrido. Algo pasaba. Como los Reyes Mayos, que tiran caramelos a los niños en la cabalgata; las animadoras de la carroza de Masculan lanzaban preservativos. La marca alemana de “seguridad y protección” recibió aplausos de la multitud, a su paso por el desfile, en medio de cantos, bailes.
“Nosotros somos familia”, respondió este núcleo anónimo al preguntarles por sus nombres. Un claro ejemplo de diversidad, la palabra protagonista del día.

Las alas arcoíris de Toni Ruiz personificaron al bar Club Teatro. Su carroza cruzaría el umbral del Parque La Sabana en unos metros, lo que significaba el fin del desfile.

Caminó durante toda la mañana por las calles de San José hasta que tocó el césped de La Sabana. Aquí, este alegre zancudo dio por finalizada su marcha, igual que las miles de personas que asistieron a la Marcha de la Diversidad de Costa Rica de 2022. Cerca del Estadio Nacional, la música amenizaba una carpa con puestos de comida y productos ticos. Allí se congregarían de nuevo, para despedir juntos la jornada, y decir “hasta el 2023”.