
Muchas veces pensamos que la meditación es una forma de escape de la realidad actual o que bloqueamos nuestros pensamientos para estar en completa calma o armonía. Esto no podría ser más falso.
La meditación es una práctica proveniente del mindfulness, el cual es una práctica Budista antigua que puede trascender en nuestras vidas más allá de la creencia en el Budismo. No hace falta practicar el budismo para hacer o beneficiarse de la meditación.
El mindfulness y la meditación
El mindfulness tiene que ver con estar consciente. Con experimentar nuestros días sin dejar que estos pasen de largo. Con escuchar nuestros pensamientos, darnos tiempo para reflexionar y apreciar nuestros alrededores y experiencias. La meditación es el camino para esto.
La práctica de la meditación consiste en notar nuestros pensamientos, pero sin dejarnos quedar atrapados por estos. Una metáfora que sirve para entenderlo es que esta consiste en salir de la corriente de pensamientos y observarla desde fuera. Eventualmente los pensamientos comienzan a disminuir su frecuencia y uno va entrando a un estado de calma.
Aún así, hay que entender que el fin de la práctica no es el resultado sino la práctica en sí. Esto significa que hay que dejar de querer que pase algo más en este momento, en no mortificarse porque uno se quedó atrapado en cierto pensamiento, sino en apreciar lo que sea que está pasando.
La meditación no es hacer, sino ser
La meditación es realmente algo muy simple, pero no por eso es fácil. Esta consta de no-hacer, no juzgar, no esperar, no hacer nada en particular. Sin embargo “no-hacer” no debe confundirse con “hacer nada”. No-hacer requiere intención y consciencia, elementos que se pierden al “hacer nada”.
Simplemente ser nos libera de la necesidad de que otras cosas pasen para que este momento esté “completo”. Se puede meditar en cualquier momento, pero a lo que se le suele llamar como “Práctica formal de meditación” se refiere a detener cualquier actividad exterior, sin ningún plan más que el de estar completamente presente (esto es lo que usualmente nos imaginamos al pensar en meditación: una persona sentada y completamente estática).
La respiración al meditar
Existen diferentes formas de meditar, pero concentrarse en la respiración es una de las más sencillas de aprender. Esta consiste en buscar un lugar tranquilo en el que no haya distracciones: ruidos de aparatos electrónicos, automóviles pasando o sonidos fuertes. Después, uno se sienta y respira, no hace falta que sea de alguna manera en particular, solo que mantengas la concentración en esta.
Si mientras estás meditando te llega algún pensamiento es importante que no pongas resistencia a este. Solo nótalo y déjalo ir. Cuando uno está iniciando se puede intentar meditar por 3 a 5 minutos y conforme uno va practicando se aumenta la cantidad de tiempo que uno puede meditar sin perder la concentración
¿Cómo puedo aprender a meditar?
Existen muchos recursos para aprender a meditar. Se puede aprender por medio de meditaciones guiadas. La Guía Headspace para la meditación es una serie de Netflix que presenta diferentes meditaciones guiadas en sus 8 capítulos, además de hablar de los beneficios de la meditación.
También existen libros. El libro “Wherever You Go, There You Are: Mindfulness Meditation in Everyday Life” de Jon Kabat-Zinn es un libro muy completo que sirve para completos principiantes al igual que para personas avanzadas.
Otra alternativa es visitar un centro budista. Esto puede sonar muy descabellado o fuera de las posibilidades en Costa Rica, pero de hecho sí hay lugares. La casa Zen es un lugar de culto ubicado en Santo Tomás de Heredia en el que uno puede ir para aprender más de budismo o de meditación. Aquí se realizan distintos talleres para aprender de estos temas y se cuenta con una biblioteca de 500 libros relacionados a estos. No es necesario ser practicante del budismo e incluso se puede asistir siendo parte de otra casa de oración.
La meditación es como un entrenamiento
Lo más complicado de la meditación es dar el primer paso, pero conforme más uno la practica se va volviendo más sencillo. La meditación es como hacer deporte, pero lo que se ejercita es la mente. Aprender a meditar es una inversión para la vida, no es perder el tiempo, es apreciarlo en verdad.
