- La estadounidense fue premiada “por su inconfundible voz poética, que, con una belleza austera, convierte en universal la existencia individual”.

En medio de un año plagado por eventos cancelados o atípicos, el Premio Nobel no se iba a quedar atrás. La Svenska Akademien (Academia Sueca) anunció hace un mes que la gala anual no se celebraría, sino que los premios de este año serían anunciados vía virtual desde Estocolmo y Oslo, según la categoría del galardón.
De esta manera, una ceremonia caracterizada por conciertos, banquetes y varios alardes de elegancia, este año solo contó con un puñado de periodistas en medio de un salón pintado de blanco con detalles dorados en columnas y luces, un lugar que bien pudo ser lo único reminiscente a las ceremonias de años anteriores.
Luego de varios minutos de espera, el secretario de la Academia Sueca, Mats Malm, apareció por la puerta principal con micrófono y portafolio en mano. Acá no hubo ninguna intención de generar expectativa, ningún vídeo o siquiera un sobre para anunciar al ganador. El secretario tan solo se paró al frente, habló en sueco e inmediatamente pasó al inglés para traducir un mensaje corto y claro: “Permitan que les dé una calurosa bienvenida de parte de la Academia, la cual ya puede anunciar su veredicto. El Premio Nobel de Literatura 2020 es para Louise Glück”.
Así de sencillo, Malm continuó intercalando entre sueco e inglés mientras justificaba las peculiaridades de la ‘ceremonia’ de este año e invitaba a los ganadores a la gala de 2021. Tras su participación, llegó el turno del encargado del Comité Nobel de Literatura, Anders Olsson, quien, al igual que su predecesor, entró por la puerta grande con apenas una solitaria hoja de papel, dispuesto a dirigirse a una mesa alta sin ninguna aparente utilidad más que servir de apoyo para una botella vacía y el propio Olsson.

Tras explicar el proceso de votación, Olsson dio un largo mensaje en sueco que, hasta escucharlo en inglés, reflejó un resumen de la extensa carrera de Glück, un viaje que inició con Firstborn en 1968 y la ha llevado por 12 colecciones de poesía a lo largo de los años. Un camino con varias piedras de por medio como la adolescencia, el divorcio o la muerte de familiares, todos ellos obstáculos muy personales que, sin embargo, son también universales en el sentido de que toda persona se puede sentir identificada al leerlos. Sentimientos que, plasmados en los poemas de Glück, forman una obra sencilla llena de realidad.
A continuación, una vez acabado su monólogo, Olsson se encargó de responder algunas preguntas sobre la elección de la neoyorquina. Como cabía esperar llegados a este punto, los periodistas presentes, que eran pocos, hablaban sueco, así que esta última sección pasó inadvertida para la mayoría de personas.
En resumen, una ceremonia que, si bien poco se puede criticar dadas las circunstancias, puede reducirse perfectamente a los dos minutos que tardó Mats Malm en anunciar a Louise Glück como galardonada, una autora que aprendió a implementar vocabulario cotidiano para narrar su vida desde el ingenio, el humor o la pérdida. Una mujer que sus allegados adjetivan de ‘reservada’ al mismo tiempo que es capaz de ser reconocida por lo que transmite.
En definitiva, Louise Glück no era favorita a quedarse con el Premio Nobel, pero esto es 2020, el año en que una poeta ‘discreta’ fue galardonada en una gala discreta con el premio más indiscreto de todos.