
Los musicales son uno de los géneros audiovisuales más creativos y artísticos históricamente. Estos constantemente capturan los corazones de las personas a través del globo, quienes se ven capturados por sus coloridos escenarios y en ocasiones excéntricos bailes y coreografías. Pero al hablar de este género no estamos hablando de algo nuevo.
El musical en la antigüedad
Desde incluso antes de que llegara el cine, el musical formaba parte de las presentaciones teatrales, ya fuera en los grandes y más famosos teatros hasta en las plazas de los pueblos y en las presentaciones familiares. Este dejaba a las personas espectadoras encantadas por las voces, las coreografías y los elaborados escenarios. Además de los actores quienes cada noche dejaban su corazón en el escenario al llegar a aquella canción que quebrantaba en lágrimas a toda la audiencia.
Al ocurrir entonces el auge del cine y el surgimiento del cine sonoro, se abre un mundo de posibilidades para las personas cineastas. Y naturalmente se traen el género musical, y lo llevan a su estrellato dentro del cine, donde es este explotado a su mayor capacidad. Es aquí que surgen grandes exponentes como Bugsby Berkley y Fred Astaire, quienes con sus elaborados escenarios e innegables carismas capturan los corazones de las audiencias. Audiencias que cada vez son más y más grandes, al haber el cine permitido hacer producciones de altos presupuestos y con las más grandes estrellas, accesibles a millones de personas alrededor del globo, quienes se permitían absorberse en aquellos mundos y sonidos, donde se enamoraban o peleaban en la gran pantalla más cercana a ellos.
Se da entonces una época llena de música, colores y cine. Donde espectadores se embarcan en una serie de viajes y aventuras. Entre ellas las siguientes:
- La melodía de Broadway (1929)
- La calle 42 (1933)
- El mago de Oz (1939).
- Fantasía (1940).
- Un americano en París (1951)
- Cantando en la lluvia (1952)
- Amor sin barreras (1961).
- La novicia rebelde (1965)
- Las señoritas de Rocherfort (1966)
- Funny girl (1968)
Los musicales desde entonces han ido evolucionando y transformándose como experiencias audiovisuales, adaptándose más y más al medio, utilizando elementos como la edición, el sonido extradiegético y los distintos planos y ángulos para transformar y experimentar al máximo con este género. En áreas narrativas también han evolucionado en gran manera, donde se han también transformado sus contenidos, pasando de romances y sueños a una gran variedad de temas.


Nuevas aventuras de las audiencias
Se han podido entonces crear muchísimas nuevas historias, con nuevas narrativas, entre las que se pueden mencionar:
- Cabaret (1972)
- El show de terror de Rocky (1975)
- El extraño mundo de Jack (1993)
- El rey león (1994)
- Hedwig y la pulgada furiosa (2001)
- Moulin Rouge! (2001)
- Chicago (2002)
- Dreamgirls (2006)
- La ciudad de las estrellas (La La Land) (2016)
- Rocketman (2019)
Así como los tiempos, estas historias han cambiado, abordan ya nuevas temáticas, nuevos personajes y nuevas canciones, a pesar de la constante adaptación de obras de teatro a la gran pantalla y la nostalgia que forma parte ya en sí de este género. Se vive este ya como una experiencia, como esa búsqueda de aquel sentimiento tan puro de los sueños, donde no todo puede ser explicado por la lógica, donde la mejor forma de expresarse para los personajes es empezando a cantar una canción en la mitad de la calle, del trabajo, de la casa (o realmente en cualquier lugar posible).
Este presenta para la persona espectadora la oportunidad de olvidarse por un momento de la realidad, poner la razón al lado y vivir como por 2 horas en un mundo de colores, de música y de baile. El músical al igual que géneros como la ciencia ficción es revolucionario, es la imaginación de un mundo de fantasía, movido por el positivismo. Adentrándose en una expresión máxima de la creatividad, es de esta manera un escape, es sentimiento, es emoción, risas, llantos que hacen de él algo tan especial.